
Comer sano sin obsesión es lo realmente deseable para llevar una vida saludable y feliz. En este artículo recopilatorio quiero ayudarte a entender mejor por qué el perfeccionismo, la restricción y la rigidez no tienen nada de saludable. Más bien todo lo contrario, pueden ser bastante peligrosos.
¿Cuál es tu motivación última para comer sano?
Es difícil de ver, lo sé. Parece que quien está revisando etiquetas e ingredientes todo el día, quien no se salta ni un solo día de gimnasio, o quien no dejar de estar a dieta, es quien más se cuida y quien más fuerza de voluntad tiene. Pero, ¿Es esto cierto?
Pues, depende…
Ya sé, esta respuesta parece de chiste, hasta cliché. Pero no puede existir otra forma de contestar.
Imaginemos que estás empezando con un nuevo hábito. Tienes mucha motivación, ánimo y ganas de llevar una alimentación más alta en vegetales, frutas, y alimentos de calidad en general.
Pasan 1 ó 2 semanas y no quieres por nada del mundo “salirte” de tu nuevo estilo de alimentación.
Puede que te aparezcan los siguientes pensamientos: ¿Cómo te vas a salir de esto si acabas de comenzar? ¿Ya tan rápido? Esto no va a funcionar, para eso no haces nada. No tienes fuerza de voluntad, por eso es que no bajas de peso.

No puedes ir a un restaurante sin consultar la carta para ver opciones saludables. Solo puedes hacer la compra si pasas 1 hora revisando ingredientes. Te llevas una bolsa de anacardos al cine. O simplemente no sales de la rutina tipo “trabajo – casa – gimnasio”. Esto es un caso de rigidez.
No hay adaptación, no hay disfrute, no hay antojos, no hay vida social y tampoco hay contacto con las sensaciones que nuestro cuerpo nos dicta. Simplemente es vivir de cierta forma porque “hay que” hacerlo así, o “debería” portarme “bien”.
Comer sano, con rigidez
Según la psicología, la rigidez nos lleva a mantener una serie de creencias de forma muy resistente. Es actuar de la misma manera en situaciones similares a pesar de que esto nos traiga consecuencias negativas.
Disponer de una única forma de actuar en un entorno que constantemente está cambiando dificulta la adaptación y nos termina dejando con malestar.
¿Suena esto a salud? Yo diría que no.
Entonces, ¿Por qué decimos depende? Porque si por el lado contrario quieres (no sientes que “tienes que” o “deberías”) empezar un nuevo hábito y te hace feliz ir al gimnasio y conocer sobre lo que comes, disfrutar de todos estos procesos, y además lo haces con la intención de darte lo mejor, y no porque quieres cambiar tu cuerpo porque no te gusta… es otra historia, ¿no?
El proceso parece el mismo por fuera… pero vaya que por dentro es bastante diferente.
Como siempre comentamos, en ekilu creemos que la clave de mantener hábitos de calidad están en la motivación que te lleva a empezar. El “para qué”, el aceptar y demostrarle respeto a tu cuerpo desde el amor, no desde el odio, el castigo y la perfección.
Ortorexia: la obsesión por comer sano
El perfeccionismo y la rigidez no pueden estar asociados, de ninguna manera, a tener salud. No son compatibles. No pueden ir de la mano si queremos tener una buena salud mental, que es parte de tener salud.
En nutrición (y psicología también), el perfeccionismo está relacionado con otros elementos que van más allá del acto de comer y de los propios alimentos. Por eso muchas veces decimos que la comida no es el problema, si no el cómo nos relacionamos con ella.

Pues tan es así, que hasta el perfeccionismo y la obsesión con lo que comemos tiene un nombre: ortorexia.
La ortorexia se define como una preocupación excesiva por la calidad de los alimentos que se van comer y, por ende, por una rigidez en la relación con la alimentación que suele terminar afectando a todas las áreas de tu nuestra vida. Esta rigidez se fundamenta principalmente en una regla: la única forma de mantener la salud es consumiendo alimentos biológicamente puros, o comida “limpia”, o solo comiendo “comida real”.
Sus elementos principales
Los elementos principales que formarían parte de la etiqueta “ortorexia” serían:
- Obsesionarnos con formas de comer que creemos que promueven el bienestar.
- Aparición de reglas dietéticas rígidas, preocupaciones 24/7 relacionadas con la comida.
- Comportamientos compulsivos cuando comemos (como vómitos, o uso de laxantes, o hiperactividad).
- Comer para aliviar el estrés y la ansiedad de esforzarnos constantemente por alcanzar la perfección.
- Esperamos que nosotros, incluso que otros, comamos perfectamente todo el tiempo (lo que sea que eso signifique).
- Luchamos con el clásico “todo o nada”. Y solemos castigarnos cuando no conseguimos hacer la dieta “a la perfección”.
Sus consecuencias
Esta rigidez pura es súper contraproducente. El hecho de mantener una pauta “saludable” (que sí, pueda serlo como tal) a veces es a costa de dejar de ver a nuestros amigos, de sentir culpabilidad, sentir estrés siempre que comemos. Algo que termina afectando nuestra salud, evidentemente.
En los TCAs (trastornos de la conducta alimentaria), la función de comer puede ir hacia evitar ganar peso por miedo a engordar, o a búsqueda de control que no se experimenta en otras áreas, o por atravesar una emoción.
No me malinterpretes, la relación entre la alimentación y la salud está ampliamente demostrada científicamente. No hay duda de que una alimentación saludable nos protege ante muchos posibles problemas.
Peeeero, la salud no se puede reducirse solo a la alimentación. De hecho, si toda tu vida gira en torno a una alimentación concreta y estricta posiblemente esto te lleve a abandonar otras áreas importantes (psicológicas, relaciones sociales…) que contribuyen tanto a tu salud como la alimentación.
Es decir, pierdes tu salud… buscando “salud”. La rigidez de la ortorexia se convierte en obsesión por comer exclusivamente sano, y viceversa.
Y realmente sin tener que etiquetarnos con este “diagnóstico”, simplemente si toda tu vida gira en torno a la comida, y te incapacita para hacer otras cosas o enfocarte en otras áreas de tu vida, no estamos hablando de una conducta saludable.
Cómo salir de esta obsesión
Como muchas veces estas conductas pueden parecer “normales” en nuestra sociedad. A veces hasta aplaudidas (porque nadie sabe lo que estamos viviendo en nuestra mente). Sin embargo, es importante que sepas que puedes trabajar en esto. Puedes vivir la nutrición de otra manera mucho más amable.
Si esto te está pasando, consulta con un profesional. Desde ekilu seguiremos acompañándote como bien sabemos, con ideas de comidas ricas, simples, que se adaptan a tu realidad, y en especial, sin generarte culpa.
Come sano para disfrutar de la vida
Hemos hablado de esa fina línea entre compromiso, salud, disciplina; y obsesión y perfeccionismo. Ya sabemos que no son lo mismo. Pero entonces ¿cómo podemos aprovechar esta motivación, disciplina sin que se conviertan en un obstáculo para disfrutar de nuestra salud?
Ok, mi primera sugerencia es que huyas de las comparaciones. Es lo primero que quiero que te lleves de este artículo. Compararse es humano y, como pasa con el perfeccionismo, existe una evaluación cuando las comparas con algo, y eso puede servir para mejorar y crecer.
Sin embargo, vivir en la comparación constante y en la autocrítica hacia lo que haces nos enferma, y no nos deja avanzar.
Huye de las comparaciones
Esto se puede ver muy bien usando el ejemplo de las redes sociales, especialmente en Instagram. Instagram es una red social muy visual, llena de antes y después, de modelos, de platos ideales, de personas viviendo una vida “perfecta” con la que es muy fácil compararse.
Todos conocemos ese sentimiento que aparece cuando vemos algo o a alguien que inmediatamente nos hace dudar de nuestra apariencia, personalidad, conjunto de habilidades, o de todas las anteriores. Nos empezamos a comparar en todos los aspectos de nuestra vida, tanto internos como externos, con personas que no hemos ni conocido ni visto nunca. Tanta información, tanta exposición, nos ha hecho cuestionar logros, apariencia, estilo de vida… Y me atrevería a decir que incluso rasgos de personalidad. Una locura.
La realidad es que la gente está constantemente mostrando los mejores aspectos de su vida. Esto no tiene nada de malo, pero no son la realidad. No son el 100% de la vida de una persona.

Comer sano sin obsesión: consejos finales
Entonces, ¿cómo puedes evitar esto?
- Reduce tu tiempo en las redes sociales. Esto puede ser un desafío, pero podemos trazarnos un horario. Hay muchas redes sociales que te permiten poner un límite y tu propio móvil te recuerda cuánto falta para que se cumpla. Y además, si evitas los perfiles de personas que no te aportan ningún contenido de calidad, o positivo, o que simplemente no resuene contigo, ya sería ideal. Te propongo limpieza de redes, dejar de seguir eso que te genera culpa, comparación, o malestar.
- Dirige tu atención a las cosas que si importan. Por ejemplo: ¿Cuántas veces coges tu móvil sin darte cuenta? ¿Habías notado esto antes? ¿Te ha pasado que estás navegando en una red social sin saber cuánto llevas ya, o cuándo entraste? Te propongo hacer la prueba. Evalúa cuántas veces consultas tu móvil, o tus redes sociales, y nota si están sirviendo para algo, si simplemente vives en la mente cuando los revisas, o si consumen tu tiempo, y desgastan tu salud mental. Protege tu entorno y crea tu muralla de contención. Incluso, plantea ponerte una alarma cada hora, y revisa qué estás haciendo en ese momento.
- Enfócate en lo que ya tienes. Cada vez que te encuentres viendo Instagram de forma automática, o pensando “debería hacer esto”, o “tendría que estar haciendo esto que hace fulanito”, obsérvalo y haz algo para y por ti. Date un break de 5 respiraciones, estírate, planea una tarde con tus amigos, llama a una persona real o simplemente date una ducha, busca una receta rica en ekilu que puedas preparar, o lee un libro y regresa al presente, al aquí y ahora. Nos solemos perder de las mejores cosas porque no estamos.
Como te he podido explicar el perfeccionisimo y la rigidez pueden afecta seriamente a nuestra salud y a nuestro bienestar. Comer sano sin obsesión debe ser tu aspiración. Por ahora ya tienes bastantes cosas que practicar, te dejamos en paz, jaja.
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